Ayné


Joaquín Sabina hablaba de Madrid, y decía que allí, "el sol es una bombona de butano". Creo que esto es perfectamente aplicable a mi querido Bilbao, más que nada, porque aquí siempre llueve, y tenemos invierno 330 días al año.
Cada uno, en nuestro apartamento/casa, vivimos y desvivimos nuestras historias particulares, y las bombonas de butano son testigos de todo lo que hacemos.

Nuestros secretos, que tan bien saben guardar, los compartimos con ellas y todos esos objetos que nos observan en silencio.
Las paredes nos escuchan, y como son de papel, muchas veces, sin quererlo, nuestros vecinos también.

Esta noche sin ir más lejos, me está tocando aguantar el escándalo que está montando la bruja de mi vecina (sólo le falta la escoba): la solterona del nueve.

1:30 de la madrugada: su voz irritante y la de sus nuevos amigos sigue retumbando en mis tímpanos. Cada día estoy más segura de odiarla, y sin embargo aquí estoy, dedicándole un pequeño espacio en mi blog. ¿Será que soy una Santa?

Acabo de oírla reír como una loca. Definitivamente no puedo con ella. Se parece a la bruja de Blancanieves. La próxima vez que baje con ella en el ascensor, me la imaginaré con una manzana roja envenenada y una verruga en la nariz (aunque ahora que lo pienso, es posible que ya la tenga).
Queridos amigos, bienvenidos a "Fauna, Flora y Primavera": la 'crème de la crème' de la población bilbaína que reside en mi portal...

Cierto es. Acabo de perder el apelativo de "Santa" para convertirme en cruel. Remediémoslo, al final la pobre solterona no es la bruja más malvada del cuento de mi comunidad. Los hay mucho peores, sí. Es sólo que, por suerte o por desgracia, al igual que la bombona de butano, y a través de las páginas que separan nuestros cuentos (nuestras paredes de papel), yo, reencarnada en el espejito mágico, conozco sus más íntimos secretos.

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