Ayné
Así se llama nuestra nueva adquisición tinerfeña. Nuestro pequeño Nissan Micra de alquiler, que en lugar de ser descapotable, es desmontable, es decir, que cuando cierras una puerta se caen las otras tres...

Pero Tobby es un campeón, ha sufrido de lo lindo por las carreteras nacionales canarias, rugiendo cual león keniata.

Veremos qué ocurre mañana subiendo al Teide ¿tendremos que sacar los pies a lo Picapiedra? os mantendremos informados.

Por hoy me quedo con los duos a 'grito pelao' al son de nuestros cd's Thelma&Louise Tenerife'09.

Musicón pasado de moda a todo trapo. ¡Qué vivan los '80!

Besitos a todos desde Tenerife.

Allie&Ayné
Ayné


Sábado, 25 de julio de 2009
Bilbao






Queridos lectores,

Muy a nuestro pesar [mentira de las gordas], nos vamos de vacaciones.

Pero, no os pongáis tristes, en una semana estaremos de vuelta y con las pilas bien cargadas [o demasiado descargadas, quién sabe...].

De todas formas, si las nuevas tecnologías nos lo permiten [o no se revelan contra nosotras], os haremos llegar noticias nuestras desde las Islas ;)

Ser buenos.

¡Hasta la vuelta, monadas!

Thelma & Louise


Ayné

Una tarde en el parque da para mucho.


La verdad es que nunca me había animado a hacerlo, pero hoy, vestida como una universitaria, he cogido mi bolso gigante, mis pintas hippie-zarrapastrosas y mi libro para ir a sentarme a leer plácidamente al parque donde tantas horas de mi infancia he pasado.

He metido un jersey por si refrescaba el tiempo, una botella de agua y un paraguas plegable. Después del bochorno insoportable de esta mañana, parecía que el viento y las nubarrones amenazaban con fastidiar mi plan. Así que, como mujer precavida vale por dos, he llenado mi bolso hasta parecer Mary Poppins.

Al de cinco minutos allí estaba, he escrutado con la mirada todas las alternativas posibles y he elegido el mejor banco del parque. A la sombra, bajo unos árboles, en una zona tranquila.

Como últimamente me pasa, me he enfrascado entre las páginas de mi libro, he disfrutado de cada una de sus frases, de la brisa que me daba en la cara, de las sombras que creaban las hojas del árbol sobre mis piernas, del silencio...

...hasta que:


[Música de terror, por favor]

Unos niños/adolescentes de los de hoy en día (creo que
no hace falta que dé más explicaciones con esto), se han acercado a un banco próximo. Eran cuatro. Dos chicas y dos chicos. Todos de diferentes edades. Diría que entre unos 10 y 14 años, y de origen peruano posiblemente.

Reían, chillaban y se metían los unos con los otros perturbando mi momento de paz. Hasta
ahí "bien". Creo recordar haberles mirado con odio durante unos segundos, pero finalmente he vuelto a concentrarme en mi libro.

Al de unos minutos, mi rabillo del ojo, muy suspicaz él, se ha percatado de que uno de los niños se acercaba a mi banco, amenazador:


- Mi voz interior: Tranquila no pasa nada, irá a la fuente.

El niño se sienta en mi banco.

- Mi voz interior: ¡Mierda! Quita el bolso y ponlo al otro lado.


Quito el bolso de su lado, y lo pongo a mi derecha, bien sujeto con el brazo.

- Niño de 12 años: mmhekjlh ghussshhta tu culo
- Mi voz interior: No puede ser ¿el moco de niño este, te ha dicho "me gusta tu culo"? No, no. Imposible. Además estás sentada. Ayné se te va la olla. Estará murmurando...
- Niño de 12 años: ME GUSTA TU CULO.

Le miro atónita, "ojiplática", sacudo la cabeza en un intento de despertar de esta horrible pesadilla y vuelvo a mi libro sin decir nada. Esperando, claro, a que el niño pille la indirecta y se marche.

- Niño de 12 años: ¿Te puedo tocar el culo? [con cara de salido]

Se me abren los ojos, casi se salen de sus órbitas, empiezo a ver nubladas las letras de mi precioso libro.
O_o'

Me sereno. Levanto la cabeza muy des-pa-cio. Le miro aséptica 100%.
Vuelvo a ver su mirada sucia.

- Yo: Márchate [con voz de chica mala del oeste]
- Niño de 12 años: Me gusta más este sitio. Está a la sombra.
- Mi voz interior: ¡Normal! eso te pasa por elegir el mejor banco del parque

El resto de su cuadrilla nos ven y se acercan. Por un momento quisiera que la tierra me tragara.

En ese momento la mayor de las niñas, me da una patada en el zapato.

- Niña mayor: ¡Qué sandalias más bonitas!
- Mi voz interior: ¡Mierda! te van a robar, la niña te va a quitar los zapatos, el niño salido el bolso y los otros dos seguro que te pegan y te tiran del pelo. ¡Corre, tía, corre! ¿Pero qué haces ahí parada? ¡Mueve tu cucu!

Inmovilizada. Cagada de miedo (para que nos vamos a engañar). Los niños hacen círculo sobre mí.
La otra niña con pinta de choni, lleva un bote de colonia lleno de agua y empieza a enchufar a sus amigos.

Corazón en la garganta.

- Choni: ¡Ay perdona! ¿te he mojado?
- Yo: No tranquila.
- Niño de 12 años: ¿Tienes hora?
- Choni: Quiere ligar contigo.
- Niño pequeño: xxxxxxxxxxxxx xxxxx xxxxx [es demasiado burro como para repetirlo]
- Mi voz interior: ¡Joder! también te quieren mangar el reloj...


Sujeto mi reloj con fuerza.

- Yo: Las 17:30

Las niñas se alejan. Se quedan los dos niños.

- Niño de 12 años: ¿Qué lees?

Sigo mirando el libro (aunque soy incapaz de leer ni una sola palabra). Hago que no le escucho. Lo único que pienso es en la posibilidad de que el libro que está entre mis manos cobre vida y me devore, o casi mejor, que le devore a él.

- Niño de 12 años: ¿Es la biblia?
- Mi voz interior: ¡Toma ya! No comments!
- Niño de 12 años: Dame tu número de teléfono.

Levanto la vista, ya no aséptica, con odio, mucho odio. El niño pequeño está apoyado en el respaldo del banco y se asoma sonriente. El de 12 me mira con lujuria.

Les aguanto la mirada un buen rato y sin decir nada, vuelvo a hacer que leo.

- Niño de 12 años: ¿No me dejas tocarte el culo?
- Mi voz interior: Vaya pedazo de post que te vas a currar hoy.
- Niño de 12 años: Pues nada guapa, adiós.

No digo nada.


- Niño de 12 años: Adiós, guapa.
- Mi voz interior: Que ya te ha oído, mocoso...

Los niños se van.

Respiro tranquila.
Mi corazón vuelve a su sitio habitual.

En quince minutos, vuelvo a poder disfrutar de mi paz interior, del libro, de las pisadas de la gente que hace footing, de las pezuñas de los perros contra el asfalto. De un parque normal, con gente normal.


Ayné

Entrada postdomingo intenso.

Análisis de estado: vagancia extrema
Una de mis debilidades: la música.

Resultado de la combinación anterior: entrada simple, de las que no hay que pensar, pero con mucho fondo.


Ahí va, señores:

Hoy en el gran descubrimiento del año (un nuevo café de lo más chic en Bilbao), hemos oído una canción preciosa: Ain't Got No (I Got Life).

No he descubierto hasta llegar a casa que se trataba de una versión de
World Mestizo Ensemble de la canción original de Nina Simone. Al oír la versión original me ha venido a la cabeza al momento un anuncio ya viejo, pero precioso, del Audi A4 (os recomiendo que lo veáis).

Para los vagos como yo, ahí va la letra de la canción completa:


I ain't got no home, ain't got no shoes
Ain't got no money, Ain't got no class
Ain't got no skirts, Ain't got no sweater
Ain't got no perfume Ain't got no bed
Ain't got no mind,

Ain't got no mother Ain't got no culture
Ain't got no friends, aint got no schoolin'
Ain't got no love, Ain't got no name
Ain't got no ticket, Ain't got no token
Ain't got no god

and what have i got?
why am i alive anyway?
yeah what have i got?
nobody can take away?...

Got my hair. Got my head
Got my brains, Got my ears
Got my eyes, Got my nose
Got my mouth, I got my smile

I got my tongue, Got my chin
Got my neck, Got my boobies
Got my heart, Got my soul
Got my back, I got my sex

I got my arms, got my hands, got my fingers,
got my legs, got my feet, got my toes,
got my liver, got my blood..

I've got life,
i've got my freedom
i've got life
I've got life
and I am gonna keep it
I've got life
and nobody's gonna take it away
I've got life!


¿Alguien se siente identificado?

Ayné



Tengo que confesaros un secreto.

Hablo sola.

[...]

Bueno, en realidad, hablar, hablar...

Digamos que imagino situaciones. Es decir, mantengo conversaciones (sin articular palabra) con personas que conozco pero que no están presentes. Les digo cosas que, por cobardía, no me atrevo a decir en la realidad. Imagino sus respuestas. Me sonrío e incluso, a veces... bueno, mejor dicho, bastante a menudo, lloro.

Todo depende del día. A veces hay abrazos y caricias, otras, lágrimas y dolor.
Mucho dolor.

Es mi momento de intimidad. Mi forma de desahogarme. Soñar despierta. Dejarme llevar por un momento por mi verdadero yo, aunque sólo sea en mi imaginación.

Dejando fluir lo que realmente siento, dejando por unos instantes de ser esclava de mis propias palabras, y actitudes.

Me encanta hacerlo durante horas.
Es una necesidad.
Mi vía de escape.

Son confesiones conmigo misma. Una forma de descubrir que pasa por mi cabeza, viéndome desde el exterior, observándome, analizando mis miedos y deseos.

Alucinando a veces.

Mis más íntimos secretos. Mi yo oculto. La Ayné valiente, menos racional, menos fría, más emocional y feliz.
La que no existe. La que añoro ser.

A veces pienso ¿estaré loca? pero creo que no. Todos lo hemos hecho alguna vez, y el que diga que no, miente. Es como cuando enloquecemos, agitamos la melena, bailamos y damos vueltas sin parar cuando nadie nos ve.

Sólo que las conversaciones, a diferencia de los bailes, escarban en lo más profundo de mi ser y duelen más. Sacan sentimientos enterrados, maquillados, que vuelven a esconderse cuando se abre la puerta de mi castillo.
Mi habitación.

Manos rápidas que secan mis mejillas.
Sonrisa que maquilla un alma rota.

- Ey tata, tú que sabes mucho de viajes, mira la lista de cosas que voy a meter en la maleta a ver si crees que me falta algo.
- Gomas de pelo, kleenex, el mp3 y tampones.


Ayné


Hacía años que no te visitaba y no me has fallado.

Sigues tan majestuosa como siempre. Escondiéndote en el corazón de siete antiguas calles. De piel fría y corazón caliente. Bella. Silenciosa. Llena de vida y de historias.

Tu olor me ha inundado. He cerrado los ojos, he sentido como hueles a paz.


Diosa Bilbaína de la sabiduría.

Indescriptible.

Bidebarrieta...


Ayné



Porque nosotras lo valemos, como dicen las de Loreal.

Y es que ya es hora de que nuestra calabaza se convierta en un lujoso carruaje y si es descapotable, mejor.

A las 00:00 no quedaremos en andrajos. Despediremos con un pañuelo de seda a nuestro pequeño palacio particular de 20m, y tomaremos rumbo hacia la despreocupación. Nuestras pieles morenas, saldrán más bellas que nunca a disfrutar de la cálida brisa nocturna.

Bailaremos, reiremos y olvidaremos.
Nuestro grito de guerra: Charlie Angels, come on!

Es hora de lucir, nuestras mejores galas.

Así que, sí. Allie y yo desaparecemos del mapa. O casi. Las Canarias en ese cuadradito, abajo a la izquierda, casi no se ven ¿no?

Pasarlo bien, portarnos mal, tomar el sol, salir de fiesta, trasnochar y olvidarnos de lo que dejemos atrás.

¡Tenerife, allá vamos!

Ayné


Los diez mandamientos. Los 40 principales. Los 20 mejores besos del cine. Los 50 mejores atletas de la historia. 100 lugares que no puedes dejar de visitar y tres cosas que te llevarías a una isla desierta.

Hay listas de invitados. Listas de la compra. Listas negras. Listas de aprobados. Listas en las que es mejor no estar.

Los seres humanos amamos las listas. Hay miles de listas diferentes y sin embargo, todas tienen algo en común:

En una lista siempre hay un primero, y luego, vienen todos los demás.
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Ayné

Yo: Estoy fatal.

Morfeo: ¿Qué te pasa?

Yo: Tengo resaca.

Morfeo: ¿Resaca? pero si eres abstemia...

Yo: Ya, pero la edad, la noche, los tacones, la falta de sueño y de costumbre pasan factura. Una ya no está para estos trotes. Y menos durante dos días seguidos.

Morfeo: ¡Venga ya, rubia! No será para tanto ¿no?

Yo: ¿Que no? Siento como si una losa gigante de mármol, me estuviera oprimiendo el pecho y no me dejara levantarme de esta magnífica cama.

Morfeo: Las ojeras te favorecen [sonríe].

Yo: No son ojeras, es que anoche olvidé (voluntariamente) desmaquillarme.

Morfeo: Hueles a tabaco.

Yo: Tú siempre tan agradable...

Me retira el flequillo de la frente, me da un beso en la sien, y me mece en sus brazos.

Vuelvo a caer en un profundo sueño.

Ayné
Anoche.
Una coleta mal puesta. Encima una diadema. Un camisón rosa. Pies descalzos y esmalte de uñas descascarillado. Una foto en el ordenador. Suena otra de Kenny G.
Lágrimas.

[...]

Más Kenny G.
M
ás lágrimas.

El saxofón sigue sonando.
Decido irme a dormir. Sábanas que me arropan, almohada que me oye llorar.

Mal día, peor noche.

Ayné



Dos mujeres. Una rubia y una morena. Un pueblo desconocido...
Llegada al territorio comanche.

Descubrimos que estamos solas en tierra de hombres.

No salimos de nuestro asombro. La población del pueblo misterioso se compone en un 95% de hombres. Peligro, peligro.

Comenzamos a sentirnos extrañamente cohibidas. Pero no estuvo mal. Nada mal.

Fin del calentamiento. El que viene más y mejor.

Ayné


Diferentes puntos de vista, sensaciones, formas de vivir una misma situación.

Desde dentro, desde fuera.

Una fotografía. Dos personas.
La misma fotografía dos años después.

Cuánto han cambiado las cosas. Todo depende de la altura a la que vuelas. Todo depende de lo abiertas que puedas llevar tus alas.

Hoy has vuelto. Pero esta vez no tengo que mirar hacia arriba para poder verte. No tengo que agachar la cabeza para hablarte. Hoy desde mi vista de halcón te veo diminuto.

El tiempo te ha puesto en tu lugar.


Ayné

Volvía en el metro y un hombre ha entrado en mi vagón. En ese momento, todo ha cambiado.

Junto a él iba alguien.

Ha sido una escena realmente tierna. Le llevaba de la mano. Era su guía, sus ojos.

Se ha sentado junto a él y ha permanecido inmóvil todo el camino.
Miraba con ojos tristes a su alrededor, lo que su compañero no podía ver. Velaba por él. Le protegía.

Formal, triste, observador, sabio, leal.

He tenido la sensación de estar viendo a la mejor persona del mundo.
Me he quedado mirándole todo el camino. No podía apartar la vista de él. Me he sentido hechizada.

Era tan real. Tan humano. Tan tierno.


Era sin duda el perro al que me abrazaría para llorar.


Ayné

No estaría mal tener memoria de pez, así cada vez, sería la primera vez. Aprenderías algo y lo olvidarías. Todos los días la mirarías con ojos nuevos. Cualquier cosa sería lo nunca visto. No tendrías malos recuerdos. Y vivirías la primera vez, una y otra vez.

Pero no, no somos peces. No somos peces.

Ni falta que hace.