Ayné


No he venido aquí para hacer amigos.

Grandiosa frase de una compañera de trabajo y ya amiga desde hace unos años. Cuánta razón tiene...

Y es que no merece la pena, malgastar MI tiempo y esfuerzo con individuos, que a pesar de pertenecer a "familias de bien" parecen no haber recibido una buena educación en toda su santa vida.

Así que cuando Mister Impresentable, con sus aires de Rey del Mambo, y su ego desmedido aparecen por la oficina, y se sientan (él y el pack de gilipollas de serie al completo) junto a mí sin dar si quiera las buenas tardes pienso:

Monada, no sabes lo que te pierdes...




Ayné

Después de la tormenta siempre llega la calma. O al menos eso dicen.

Veo rayos desde mi ventana y el agua cae a cántaros. Algunos corren apresurados mientras se encogen de hombros. Tormenta de verano, en todas sus acepciones.

Estoy sola en casa y me da miedo que se vaya la luz. Siempre tan asustadiza. Siempre tan insegura.

Confío en que se pase pronto, y que venga la calma que muchos aseguran.
Otra vez, en todas sus acepciones.

De repente me viene una imagen a la cabeza. Es de hace años. Me veo a mi misma riendo, corriendo y dejando que el agua me cale hasta los huesos. Giro sobre mí misma y veo como mi pelo comienza a gotear. Pienso en la bronca que se avecina, pero me da igual.

La ropa comienza a pegarse e incluso resulta incómoda. Entre saltos y bailes, regreso a casa.
Final de una noche perfecta.

¿Es hora de comenzar a bailar?


Ayné

Regreso al gimnasio. Esta vez por necesidad.

Correr sin mirar atrás, cada vez más rápido. Sudor. Cansancio. Libertad.

Una coleta larga se mueve como si de un péndulo se tratase. Contando los segundos que pasan, cada zancada que doy para alejarme un poco más de todo, y de todos.

Estoy huyendo. Siento que todo queda atrás.
Gauss y su estúpida campana están ya a Kms de mí.

Just run!


Ayné


Indignada: Dícese del estado en el que una mujer hecha humo por las orejas, y sapos y culebras por la boca.

Cuando una siente que el esfuerzo realizado durante todo el año se ve recompensado en menor medida que el de los demás, sin que absolutamente nadie sea capaz de dar explicación alguna.

Cuando el golpe ha sido tan bajo que desearía dejar de ser una señorita bien educada, para presentarse en el despacho del socio responsable de su empresa, cual "la increíble Hulk", meter un puñetazo en la mesa y pedir explicaciones. Graparle su corbata de 600€ en su carpeta de escritorio (de piel de no sé qué animal de la China) y decirle, lo increíblemente impresentable que es.



Y es que, Sr. Responsable de RRHH: esta empresa es una casa de p..., y permítame decirle que en el sector de la prostitución, los beneficios son mucho mayores que los que esta empresa líder en el sector de "lo que demonios sea que hagamos" nos reporta.



Pero como siempre, y haciendo uso de la buena reputación que me precede, decido no perder las formas. Acabo por poner cara de niña buena, hacer una reverencia, agachar la cabeza, ahuecar mi vestido rosa de estrellitas, sonreir y seguir adelante, caminando sobre unos zapatos realmente incómodos que desearía tirarle a la cabeza.


Y finalmente...
... acabo por canalizar toda mi frustración en un blog.



Nadie dijo que fuera fácil ser una princesa.

Ayné

No te conozco.
No sé si eres un chico o una chica. Pero hoy me has hecho un poco más feliz, así que he decidido dedicarte este post a ti: a mi único seguidor catalán.

Te escribo esta carta con la esperanza de que algún día la leas, y a ti te haga al menos la mitad de la ilusión que me ha hecho a mí, saber que hay alguien al otro lado.

Me descubriste a través de Blogger , y me encontraste de nuevo, buscando en Google la definición de ingenua, y ajá ¡me encontraste! ¡aquí me tienes!

Algo viste en este blog que te hizo volver a visitarme al día siguiente y... el lunes. Normalmente, mi amigo Google Analytics me chiva que tengo visitas desde Bilbao (mis incondicionales que siempre me leen) y alguna de Madrid, pero el otro día... ¡sorpresa! un puntito naranja señalaba Barcelona.

Poco sé de ti, pero hay algo que me encanta, y es que casualidades de la vida, ¡tienes un terminal Android como yo!

No sé si volverás a pasarte por aquí y leer esto, pero si es así:

¡MIL GRACIAS! Saber que alguien que ni si quiera me conoce me lee, me motiva para seguir contando mis tonterías, en este, mi pequeño diario.


Ayné

Sin mucho que decir: "Long weekend" inesperado gracias a mi dolor de estómago. Dormir mucho, comer poco, trabajar nada...

Visión positiva del asunto: el dolor de estómago es fruto de un frío cogido mientras disfrutaba de mi primera sesión playera en Noja.

Sesión que deja las primeras marcas de moreno en mi piel. Sesión que me anima a volver al gimnasio (aunque hoy no haya podido, mañana lo intentaré), sesión que me insta a comprar un bikini blanco, y un pareo "fashion". Las gafas y el gorro de paja ya los tengo (thank you!).

¡Bienvenido sea el verano!


Ayné

Banco de mármol, una planta, la señora de la limpieza, el hilo musical y yo.
Tic-tac, tic-tac.

Miro el reloj. Tardarán 10 minutos más en llegar. Es mi momento de descanso no voluntario. Tengo que esperar a que vengan con las llaves.

Se me cierran los ojos. Bostezo. Mmmmmmh, ¡qué mala es la hora de después de comer!

Me miro la camisa y veo la prueba del delito: una mancha de chocolate. Me sonrío. Mi única y gran adicción: las galletas, bueno, además de...los zapatos, los bolsos, los colgantes, los vestidos.........................

Oigo pasos y voces masculinas. Por ahí vienen. Hora de despertar y ponerse a hacer algo.

Pasan las horas, tan tontamente. Poco trabajo y muchas risas.

Contando los segundos para que den las 18:00.


3...


2...



1...


¡¡¡ 18:01 !!!




Ayné


Hoy una foto de San Francisco adorna tu pantalla. Es de noche y el Golden Gate brilla con todo su esplendor.

Al fondo rascacielos. Mar morado, cielo rosa y miles de ventanas iluminando el paisaje... En su interior, vidas ajenas, secretos, historias que vivir y que ocultar.

Historias como la mía.

Como de la que tu eres testigo todos los días. Mi fiel confidente, al que susurro al oído todos mis secretos. Que escuchas sin juzgarme. Que me has oído reír y llorar, y que cada día, cada momento, con una voz diferente me guías, me apoyas y compartes mi vida.

Tú que me acompañas a todas partes, que me permites llevar a todas las personas que quiero junto a mí. Las siento saltar en mi bolso y cantar mis canciones favoritas cuando quieren salir para hablarme: mis pequeños enanitos...

A veces arrimo un ojo a los agujeritos a ver si consigo verlos, pero son tímidos y se esconden...

¡Qué orgulloso estaría tu tatarabuelo Graham si pudiera verte!


Ayné

El sábado comenzó una nueva etapa de mi vida, esa en la que tus amigas empiezan a casarse y te hace darte cuenta de todas las cosas bonitas que te quedan aun por vivir.


La verdad es que ayer fue un día "post-bodorrio", tirando a depresivo... así que a pesar de que, lo pasé genial, la boda fue preciosa, la novia estaba increíble y se rebosaba alegría por todos los rincones del festejo, prefiero no hablar de ello.

Y es que me hace sentir realmente triste, mirar a mi alrededor y ver que muchos tienen un futuro bien definido y las cosas tan claras. Me alegro por ellos, como es normal, pero es mejor no pensarlo demasiado, por si las moscas... Y es que con bodas tan perfectas, una ya se imagina en el altar, y no es plan.

Así que he decidido titular este post "Recapitulando". ¿Recapitulando qué? Pues bien, como aparte de la boda no ha habido mucho movimiento en mi vida últimamente, y ya tocaba escribir algo, me he dado cuenta de que ya han pasado tres semanas desde mi muerte. Sí, mi muerte.

La verdad es que contra todo pronóstico se me ha dado bien ser fantasma y contactar con mis amigos más cercanos desde el más allá. Fijaos ¡hasta he asistido a una boda preciosa!

Resumiendo: que me siento tremendamente orgullosa de mi comportamiento inmune durante estas tres semanas, de esta armadura que me ha acompañado y que no quiero perder nunca, de mi pseudo-felicidad pasajera, de mis ganas de salir adelante, de mi fuerza para olvidar que la lista de los que ya no están es cada día mayor. Por mirar a mi lado y aprender a valorar a los que sí están, a los que no se han ido nunca.

Y es que resulta, que no hay mal que por bien no venga. Y a mí esto me ha servido para darme cuenta a mis 25 años (más vale tarde que nunca) de:


que sé soltar (aunque me cueste lo mío),
que aferrarme a un pasado que ya se ha ido no me sirve de nada
,
que tengo orgullo,
que mi paciencia, aunque muchas veces lo parezca, no es infinita,
que hay gotas que colman mi vaso,
que no necesito príncipes en mi vida que se conviertan en sapos,
que me cansé de nadar en tu charca para no ahogarme,
que tengo dos piernas para salir de todo lo que me has hecho,
caminando airosa, sin necesidad de arrastrarme por ti
,
luciendo cualquiera de mis preciosos zapatos,
esos que tú nunca alcanzarás
,
...

Y es que no te mereces ni que hoy me acuerde de ti.

Ayné

Enamorada de este anuncio de Chanel Nº5.


El sueño de cualquier jovencita: sentarse en esa "C" gigante. Ver las luces de una ciudad que no duerme desde un pequeño rincón secreto y soñar. Enamorarse, sentirse querida, ser feliz, disfrutar del momento, no preocuparse por el mañana. Sentirse una princesa, con un vestido de algodones rosas...

Sencillamente genial. Sólo podía ser Chanel.



Reflexión*

Cómo me gustaría poder aplicar la teoría de Nicole...


Ayné


Me estoy pasando de vaga, lo sé. Pero llevo unos días con la cabeza hueca (ya sé que algunos pensáis que ese es precisamente mi estado natural, pero no), y me explico. Me siento inmune a todo lo que me rodea. No me pasa nada por la cabeza. No estoy triste, ni feliz, ni cabreada, ni...

Simplemente, estoy. De cuerpo presente pero con "encefalograma plano". A falta de algo interesante que contar.

Veo pasar las horas: des-paaaa-aaaa-aaaa-aaaa-aaaaaaaaaaaa-aaaaaaaaaaaaa-ciooooo

Cansada de la monotonía.


Como objetivo único: que llegue la hora de ir a dormir, esperando que mañana sea un día mejor...
...y eso que el de hoy, tampoco ha sido malo.


Nota mental*
Un día "no malo del todo" lo tiene cualquiera. Volverá mi momento Amelie.

Ayné


... pues eso. Natural. Tal y como soy, sin aparentar nada más que esto que ves. Sin miedo a defraudarte, sin miedo a ser feliz, sin miedo a demostrarte como soy.


Solamente yo.


Te hago reír. Me miras y sabes que hay mucho más de lo que creías conocer.

Me sienta bien ser feliz.
Ayné

Me cansé del blanco y el negro. De hecho, creo que empiezo a odiar esos dos colores y es que desde que trabajo y tengo que vestir de "pija remilgada" siento como si una parte de mi se hubiera apagado.


Así que ayer, ni corta ni perezosa, para ser consecuente conmigo misma, y la sonrisa que estos últimos días me acompaña a todas partes, decidí ir a comprar "ropa de trabajo". Pero esta vez, que me identificara (no esos trapos insulsos que me obligan a llevar).

Así que, por decirlo de alguna forma, estoy redefiniendo mi estilismo personal/profesional.

No os penséis que voy a saltarme las normas, ¡¡¡no no no no no no no no nooooooooooooo!!! Es sólo que me he pasado al mundo de los colores.

Y lo conseguí. Hoy he estrenado mi camisa petit-suisse. La llamo así porque es rosa (por supuesto), de rayas verticales, con un "toque mesonera" que me hace sentir como si tuviera 5 años. Me he puesto colorete en las mejillas, unos pendientes y un collar únicos en el mundo (porque los hice yo, más que nada). Y como no, colonia fresquita de verano.

Música animada en el móvil y... a la calle pisando fuerte.

Pues vaya tontería, sí, pero hoy, un chico me ha echado un piropo, y querido: ¡GRACIAS! no sabes lo tremendamente feliz que me has hecho. Hacía tanto tiempo...

Hoy, ¡bendigo a los obreros!

Ayné

Ladies and gentlemen, I'm back.


Lo sé, lo sé. Ayer hice pira, y Allie, (como cabía esperar) ya me echó la bronca. Pero lo prometo, tenía causa justificada, y es que llevo varios días en los que me ronda la cabeza la temática de este post, y ayer fue un mal día. Como no quería romper mi racha "Amelie" (la del mundo de las piruletas, los castillos, las nubes y las princesas), con mi mal humor pasajero, decidí dejarlo para hoy. Y os puedo asegurar que acerté de lleno. Hoy es un gran día porque me sigo sintiendo, en mi casita de golosinas de Hansel y Gretel, pero esta vez sin sentir que la bruja está al acecho y va a meterme en un horno para hacer mazapanes conmigo (como me sentía ayer).

Y es que, señores, acabo de comprar dos billetes para un crucero por Las Antillas. Sí, la tierra del sol y las aguas cristalinas, donde los piratas surcan los mares, se nada con delfines, se toman zumos tropicales, con vasos adornados con sombrillas de colores, donde el sol brilla sin timidez alguna, donde la gente sonríe porque es feliz.

Isla Margarita, Aruba, Curaçao, Barbados, Santa Lucía y Grenada me esperan para arroparme con su clima cálido, para dejarme pasear con un vestido blanco y un colgante de flores, para sentirme viva después de un año duro como este.

Y es que no puedo esperar. Las ganas son tantas que incluso pienso en meterme en la bañera, sin si quiera llegar a quitarme la ropa del trabajo, poner la calefacción a 30º, encender un ventilador, y dejar sonar a Anita Torroja, cantar Hawai Bombai (un poco desviada, pero apropiada para la ocasión).

Actualización de estado emocional: Ready for Arubaaaaaaaaa!