Ayné


Salgo del trabajo y vuelve a ser de noche. Vuelve a oler a castañas por la calle, como el año pasado, y el anterior. Pero las cosas han cambiado.


El tiempo siempre pone a las personas en su lugar. Puede tardar, días, meses o incluso años, pero finalmente, todos tenemos nuestro merecido. Para bien o para mal. No sé de quién depende. No sé si es el destino, el universo, el hombre que vive en los cielos, o tal vez el karma. Quién sabe. Sólo sé, que sea quien fuere, hoy venga mi nombre.


La vida no siempre sonríe para los mismos, y hoy, me toca a mí.


Mañana, por ingenua, por estúpida, por arrogante, por regodearme en mi victoria transitoria... mañana, el destino me dará la espalda, el universo esconderá mi sol y el señor de los cielos me mandará derecha al infierno. 


Pero hoy... hoy, me voy de copas con el karma a celebrar los zig-zags de la vida. A dar esquinazo a los demonios que me persiguen.




Ayné
  • Escribir un libro
  • Participar en una misión humanitaria
  • Adoptar un niño y tener otro
  • Llegar a ser una super-abuela, de esas que veo en el gimnasio
  • Ser feliz
  • Hacerte feliz
  • Decorar mi propia casa
  • Conservar a mis amigos toda la vida
  • Llorar de alegría el día que te cases en la playa
  • Viajar, viajar y viajar: conocer las tierras de William Wallace, Noruega, China, Argentina, Australia y hacer la ruta 66 en una furgoneta (como mínimo)...
  • Tener una sala de trabajo en casa, con un escritorio gigante, y montones de libros en las baldas
  • Ser una buena madre
  • Tomar un café contigo dentro de 60 años y contarte lo "fashion" que es mi cachaba nueva
  • Hacer que los demás me recuerden como una buena persona cuando ya no esté. Tal y como yo te recuerdo a ti.
  • Regalar sonrisas
  • Y tantas otras cosas más que ya no recuerdo...



Ayné
Hoy me siento generosa, y en un arranque de valentía, voy a echar una carta al buzón.


Robin Hood robaba monedas de oro y otras posesiones de valor para repartirlas entre los más pobres. Yo, quiero robar sonrisas... Pintar sonrisas de alegría pasajera en caras ajenas. 


Empezar a pintar de color mi vida. Me cansé de ser la viuda negra, hoy me siento con fuerzas para ser la mujer de rojo. 


Quiero que la gente se vuelva al verme pasar.


Ayné


... sorpresas te da la vida.


Siempre mirándome al ombligo, siempre protestando por todo, tan quejica, tan llorona...  Debería ser delito. 


En mi vida ha habido momentos maravillosos, llenos de personas increíbles que nunca me han soltado de la mano, y en lugar de agradecerlo, me dedico a atormentarme por los que ya no están...


Es hora de empezar a cambiar. 


Pronto será mi 26 cumpleaños. 26. 
Uff. Odio los cumpleaños. 


La noche anterior a mi 25 cumpleaños, la pasé llorando. Me desperté con los ojos hinchados de rabia. Fui a desayunar y al entrar en la cocina, vi esto.







Lagrimones de cocodrilo. De alegría, emoción, tristeza, remordimientos. 


Muy diferentes a los de la noche anterior. 
Amargos.


La vida te da sorpresas... y qué bonitas son:

  • Una rosa en el asiento del copiloto después de una dura entrevista de trabajo.
  • Un regalo colgando del pomo de mi puerta.
  • Un correo para decirme que me echas de menos.
  • Una nota entre las sábanas.
  • Una carta en el buzón.
  • Una rosa en una caja de madera.
  • Un desconocido en la puerta sujetando un ramo enorme que pregunta por mí.
  • Un cuadro pintado para mí.
  • Dos bolis de merchandising.
  • Un SMS inesperado.
  • Una perdida de alguien que hace mucho que no ves.
Recibo mucho y doy poco. Hoy voy a escribirte una carta, como en los viejos tiempos, y voy a imaginar tu cara al abrir el buzón.

La vida es bonita. Es cuestión de mirarla con buenos ojos. El mejor momento de mi semana ha sido oir latir con fuerza mi corazón en una máquina misteriosa que emite imágenes incomprensibles, y la sonrisa de una joven de blanco que decía: "Aquí todo está muy bien."



La miré triste y pensé "y eso que está lleno de tiritas... es que es un tío duro, como yo, del mismo Bilbao, y a pesar de las heridas, cicatriza."


Ojalá te grabaran en un CD el "pum-pum, pum-pum".

Ayné


Fito dice sabiamente que "14 vidas son dos gatos".


Yo creía que tenía cuatro, pero resulta que hace unas semanas descubrí que en mi pequeña camada había una nueva "kitten". Y es que la vida da muchas vueltas, resulta, que quien menos te lo esperas, se acuerda más de ti que quien creías que estaría para toda la vida, y que además se conecta a este pequeño diario para saber de mí de vez en cuando.


Y es que tengo que dar millones de gracias a este blog que por el fugaz "keep in touch" que me permite mantener con quienes me leen, me ha hecho recuperar el contacto con dos personas de mi pasado. Con dos gatos perdidos en los tejados de una vieja casa que se derrumbó. Y ahora mis dos gatos han vuelto, con 14 vidas por delante para vivir, para reconstruir las vigas que destruimos.


Gracias por seguir ahí, por creer en las segundas oportunidades.






Ayné


Va a hacer una semana que no sabéis nada de mí. Y a lo mejor hasta os habéis pensado que desde que “el libro” se cruzó en mi camino he dejado el blog de lado, pero no, no es así. No he escrito ni una sola palabra desde entonces. Se me ha ocurrido alguna idea suelta sobre cómo empezarlo, pero digamos que aún no he visto la luz.


Me dedico a esperar a que Inspiración llame a mi puerta, pero ella, tan orgullosa, tan estirada, le gusta hacerse de rogar. Ni por asomo se acerca a mi calle, huye en dirección contraria y juega al escondite, muy lejos de mi número…


La muy condenada.


Aunque la verdad, es que no lo tengo claro, ¿es la inspiración quien escapa de mí, o el poco tiempo que tengo para dedicarlo a las cosas que todavía me gustan quien no quiere verme ni en pintura? 


La semana pasada fue una carrera contra reloj en toda regla. Ni un segundo para respirar, ni un segundo para vivir... El trabajo me consume, y es que por mucho que quiera buscar a Inspiración, ¿de qué me sirve, si no tengo tiempo para jugar?


Por fin, esta semana han llegado parte de las ansiadas vacaciones que guardo en la recámara, y los segundos que necesito para respirar. Aunque me cuesta, me cuesta mucho asimilar el inspira-espira de una persona normal. Y ni aun estando en el lugar más recóndito del mundo, donde sólo se oyen los cencerros del ganado, y los pájaros por la mañana, soy capaz de apagar mi interruptor nervioso y olvidarme de lo que me ocurrió aquel día.


Tengo miedo y sólo espero que Inspiración se apiade de mí, llame a mi puerta, y me traiga la paz que tanto necesito. Pedirle que me acompañe hasta la puerta de mi café favorito. Puerta que estará ansiosa por verme llegar carpeta en mano y cargada de ilusión. Puerta que me abrirá paso al mejor irlandés del barrio, y me dirá, “la mesa de la esquina hace días que pregunta por ti”.






Ayné


Hoy he hecho una compra estúpida. He salido del metro, he ido a una librería y he comprado un paquete de hojas cuadriculadas y un portaminas. No es que me hiciera falta, porque tengo miles por casa, pero necesitaba comprar "EL portaminas".


No es que sea un artículo especial ahora, pero lo será. Al igual que el bolso y la carpeta que me acompañaron durante toda mi vida universitaria, lo son hoy. 


Os explico: 


Yesterday, I had a dream...


Ayer tuve una reunión en Santander y como de costumbre en el restaurante me esperaba la mitad de "una mesa para dos" y muchos tic-tac por delante. Así que cuando terminé de comer, y mientras me tomaba mi descafeinado de máquina, a prueba de corazones sensibles, saqué mi libreta del bolso y comencé a escribir el post que publiqué ayer.


Me sentí bohemia y extrañamente feliz.


Hoy,  me he cruzado con una chica en el metro, llevaba un bombín negro feísimo, la ropa desaliñada, lo que parecía un cuaderno de pintura bajo el brazo, y un aura de paz a su alrededor. 


Bohemia. Como sacada de las orillas del Sena.


La he mirado durante todo el camino y me he dado cuenta de que al igual que algunos encuentran su paz interior dibujando, yo lo hago escribiendo, y aunque parezca triste, empezar este blog es lo más emocionante que he hecho en los últimos meses.


Me reconforta y llena mis vacíos. Y es que el mejor momento de mi día, es cuando llego a casa y me pongo delante de una página en blanco que se transforma poco a poco, y se vuelve cada vez "más yo", hasta convertirse en mi siguiente post.


Así que hoy me he puesto una meta, un reto a largo muy largo plazo: algún día, escribiré un libro.


Sé que suena estúpido, infantil quizá, pero me ilusiona pensar en "El momento". El día en el que te entregue un paquete envuelto en un papel austero, marrón, atado con una cuerda, y te diga "ábrelo". Ver cómo lo desenvuelves con cuidado, intrigado. Mirar tu cara mientras descubres un montón de folios escritos a mano y decirte "lo conseguí, este es mi libro, y tú vas a ser el primero en leerlo".


A partir de hoy, cada ocioso día de mi invernal vida, bajaré al Donnovan's con mi bolso de universitaria feliz, mi carpeta llena de folios cuadriculados que esperan cobrar vida en mis manos y "EL portaminas".


Carbón que transformará mi ilusión en palabras y que un día hará mi sueño realidad.



Ayné


Cuando los dedos de las manos y mis pies se entumecieron, cuando se convirtieron en garras. Cuando mi cara se deformó, cuando los nervios tiraban de las comisuras de la boca, convirtiéndome en un payaso de película de terror. Cuando mis rodillas se flexionaron sin yo quererlo. Cuando mi cuerpo se apoderó de mi mente. Cuando me olvidé de respirar. Cuando temblé, sudé y dejé de oír. Cuando repetí "dejadme en paz" entre jadeos. Cuando a ratos de lucidez supe que iba a estallar algo dentro de mí.


Cuando todo terminó tuve miedo y descubrí que para lo que algunos es crisis, para mí es locura.


Caí en la cama rendida, vi mi reflejo y no me reconocí. Y mientras, absorta, miraba al infinito sin mirar, Morfeo, una vez más, me meció entre sus brazos.





Ayné


Hoy me he despertado a las 10:00 de la mañana, aunque no me he levantado hasta las 13:00, y durante esas horas, mientras me encontraba entre este y el séptimo cielo, he divagado sobre el post que iba a escribir hoy. Quería dejar constancia de que esta semana al final no ha sido tan nefasta y que hay momentos por los que he de sentirme agradecida, por los que merece la pena sonreír:
  • Echarme la "siesta" un vienes  de 18:00 a 21:00 y ver al despertar que tengo 11 llamadas perdidas.
  • Redescubrir que tengo un amigo que es un encanto.
  • Sentarnos de madrugada en un portal y ver el desfile de borrachos al otro lado del cristal mientras nosotras nos burlamos de la vida.

Pero se me ha torcido el día, y la nostalgia no me deja ver más allá de los demonios que me han perseguido durante estos últimos meses. 


El destino me ha estado preparando toda la santa semana para la noche de ayer. Y ahora, tras hacer el papelón del siglo, me dedico a arrancarme la piel a tiras con mis propias uñas y fingir que "aquí no ocurre nada", y claro que pasa. Pasa demasiado. 


Y es que el universo tiene un gran sentido del humor, que yo, desgraciadamente, no entiendo...


Así que me limito, a esperar, y esperar. A verlas venir. Y mientras me lamo mis heridas, permanezco al acecho en la sabana. Alerta, por si un animal salvaje viniera a robarme los jirones de piel que arranqué y que aún me quedan por remendar.


Ayné



No, no os habéis equivocado. Este sigue siendo mi blog. Pero como bien sabéis el otoño ya está aquí, así que, al igual que los árboles cambian su vestido, he decidido mudar la piel de mi pequeño diario.


Escarbando en mi pequeña memoria, he sacado a la luz mis escasos conocimientos de HTML, y después de dos días pegándome con sus layout, así se ha quedado. No os asustéis si en los próximos días aparecen "cosas raras". Soy consciente de sus deficiencias, y reconozco que no es gran cosa, pero es más "yo", con sus virtudes, defectos,  parches y flores...


Menos artificial, menos básico, más Ayné en esencia pura.


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Ayné






Hoy he tenido una visión. Como enésima vez esta semana he creído verte en el metro, y al igual que en las anteriores ocasiones, mis ojos se han visto especialmente atraídos por mis pies. Patética reacción, acorde a la igual de patética relación que ahora (no) mantenemos.



Y es que ya no me quedan fuerzas para decirte ni una sola vez más todo el daño que me estás haciendo. Agachar la cabeza es todo lo que me sale hacer al (no) verte.


Abatida.


Y mientras me acurruco en un rincón me pregunto si alguna vez pensarás en todo lo que ha pasado, si me echarás de menos, si albergarás por pequeña que sea la posibilidad de haberte equivocado. Si eres consciente de haberme robado la felicidad.


Pero tu indiferencia durante este año me hace pensar que no es así. Que te da igual. Total ya tienes quien me sustituya, y al parecer, en un año te ha dado mucho más de lo que yo he sido capaz de darte durante más de 20 años.


"Si alguna vez cambio, dímelo"
"Amigas para siempre"
"Yo organizaré tu despedida de soltera cuando te cases"
"Eres como mi hermana"
...


Cuántas gilipolleces.


Nada, absolutamente nada, es para siempre.


Ayné






Acaba de llegarme el boletín de refugiados de Acnur. En su portada, cuatro niños sonrientes beben a morro de las cuatro escasas gotas que caen de un pozo de agua. En su interior, un artículo que me encoge el corazón, bajo el título "AGUA: la lucha diaria por la supervivencia", destacan algunos datos como los que os dejo a continuación:
  • 1,1 billones de personas en el mundo no tiene acceso a agua potable.
  • Las enfermedades producidas por el agua matan a un niño cada ocho segundos y son responsables del 80% de enfermedades y muertes.
  • El mayor riesgo asociado al consumo de agua contaminada es la propagación de diarreas, disentería y hepatitis A.
  • En un campo de refugiados la asignación mínima de supervivencia son siete litros de agua por persona y día. Esa cantidad debe incrementarse a una cifra entre 15 y 20 litros por persona lo antes posible.
  • El agua requerida en los centros de salud es de 40 a 60 litros por paciente y día, en los centros de alimentación es de 20 a 30 litros por persona y día, y en las escuelas de dos litros por estudiante y día.
  • El 20% de la población mundial camina más de un kilómetro a diario para encontrar agua, no siempre potable.
  • Debe establecerse un grifo por cada 80-100 refugiados, y no más de 200 refugiados por cada bomba manual o por cada pozo.
Después de leer el artículo pienso sobre la desesperación que ayer causó en mí hacer las cuentas del mes y ver que no había ahorrado absolutamente nada. Pienso en la cuota anual del gimnasio, el portátil nuevo, el préstamo del coche, el alquiler del garaje, la entrada para la nueva habitación...


Recuerdo que mis donaciones en 2009 han sido más bien escasas y siento que se me cae la cara de vergüenza, así que decido ayudar en la construcción de un pozo de agua en un campo de refugiados, que bien vale un "esfuerzo" ¿no?


Sin duda es el dinero mejor invertido de todo el mes.