Ayné






Hoy he tenido una visión. Como enésima vez esta semana he creído verte en el metro, y al igual que en las anteriores ocasiones, mis ojos se han visto especialmente atraídos por mis pies. Patética reacción, acorde a la igual de patética relación que ahora (no) mantenemos.



Y es que ya no me quedan fuerzas para decirte ni una sola vez más todo el daño que me estás haciendo. Agachar la cabeza es todo lo que me sale hacer al (no) verte.


Abatida.


Y mientras me acurruco en un rincón me pregunto si alguna vez pensarás en todo lo que ha pasado, si me echarás de menos, si albergarás por pequeña que sea la posibilidad de haberte equivocado. Si eres consciente de haberme robado la felicidad.


Pero tu indiferencia durante este año me hace pensar que no es así. Que te da igual. Total ya tienes quien me sustituya, y al parecer, en un año te ha dado mucho más de lo que yo he sido capaz de darte durante más de 20 años.


"Si alguna vez cambio, dímelo"
"Amigas para siempre"
"Yo organizaré tu despedida de soltera cuando te cases"
"Eres como mi hermana"
...


Cuántas gilipolleces.


Nada, absolutamente nada, es para siempre.


0 Responses

Publicar un comentario