Ayné

Después de la tormenta siempre llega la calma. O al menos eso dicen.

Veo rayos desde mi ventana y el agua cae a cántaros. Algunos corren apresurados mientras se encogen de hombros. Tormenta de verano, en todas sus acepciones.

Estoy sola en casa y me da miedo que se vaya la luz. Siempre tan asustadiza. Siempre tan insegura.

Confío en que se pase pronto, y que venga la calma que muchos aseguran.
Otra vez, en todas sus acepciones.

De repente me viene una imagen a la cabeza. Es de hace años. Me veo a mi misma riendo, corriendo y dejando que el agua me cale hasta los huesos. Giro sobre mí misma y veo como mi pelo comienza a gotear. Pienso en la bronca que se avecina, pero me da igual.

La ropa comienza a pegarse e incluso resulta incómoda. Entre saltos y bailes, regreso a casa.
Final de una noche perfecta.

¿Es hora de comenzar a bailar?


1 Response
  1. Eneritz Says:

    Que bien ha estado la tormenta, verdad? Es como si hubiera limpiado un poco de tristeza el ambiente, y que rico huele después. Yo me he asomado a la ventana con el fresquito y he dicho: ya tengo tema para el post de mañana, pero veo que tu te me has adelantado, jeje.

    Buen día mañana!


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