Ayné


Indignada: Dícese del estado en el que una mujer hecha humo por las orejas, y sapos y culebras por la boca.

Cuando una siente que el esfuerzo realizado durante todo el año se ve recompensado en menor medida que el de los demás, sin que absolutamente nadie sea capaz de dar explicación alguna.

Cuando el golpe ha sido tan bajo que desearía dejar de ser una señorita bien educada, para presentarse en el despacho del socio responsable de su empresa, cual "la increíble Hulk", meter un puñetazo en la mesa y pedir explicaciones. Graparle su corbata de 600€ en su carpeta de escritorio (de piel de no sé qué animal de la China) y decirle, lo increíblemente impresentable que es.



Y es que, Sr. Responsable de RRHH: esta empresa es una casa de p..., y permítame decirle que en el sector de la prostitución, los beneficios son mucho mayores que los que esta empresa líder en el sector de "lo que demonios sea que hagamos" nos reporta.



Pero como siempre, y haciendo uso de la buena reputación que me precede, decido no perder las formas. Acabo por poner cara de niña buena, hacer una reverencia, agachar la cabeza, ahuecar mi vestido rosa de estrellitas, sonreir y seguir adelante, caminando sobre unos zapatos realmente incómodos que desearía tirarle a la cabeza.


Y finalmente...
... acabo por canalizar toda mi frustración en un blog.



Nadie dijo que fuera fácil ser una princesa.

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