Ayné


Estas dos semanas he batido el récord en número de veces que se comprueba las notificaciones del móvil por minuto. Luz amarilla o rosa, un correo o un SMS, la verdad es que me da igual. Sólo quiero ver esa pequeña señal luminosa en mi móvil. La luz  que me confirme que esta vez no me he equivocado, que no ha sido otro esfuerzo en balde, que ha servido para algo. 


Cinco minutos de su tiempo no es tanto para dedicarlos a una persona importante en su vida... ¿Pero lo soy?  No, ya no. ¿Pero lo era? Puede que tampoco.


A estas alturas me da igual qué excusa oír, puede que hasta esté dispuesta a creer imposibles. Que más da lo que se diga dos semanas o dos meses después. Ha vuelto a ganarme la batalla. ¿Pero quién ha sido esta vez? ¿la indiferencia? ¿la dejadez? ¿la vergüenza?


Sólo quiero una respuesta que esta vez haya una respuesta. Olvidar la agonía, los sobresaltos cada vez que la luz se enciende. La decepción al descubrir que esta vez tampoco es el destello que esperaba. 


Sigo tropezando con la misma maldita piedra, una y otra vez. Haciendo lo políticamente correcto, lo que se supone que se espera de mí. ¿Pero quién lo espera? La señora de la bata blanca dice que los demás esperan mucho menos de nosotros de lo que en realidad pensamos. Es lo único que me dijo, pero tiene razón. 


¿Esperaba algo de mí? Desde luego que no. Tampoco se lo merece. 
Era yo quien lo esperaba. Soy yo quien sigue esperando, porque como bien dice este blog, por definición soy ingenua.



1 Response
  1. aiguanachein Says:

    Por definición ingenua...
    ¿Ingenua? No sé si llamarlo así. Únicamente esperas lo que cualquier persona esperaría (lo admita o no).
    Además, es una de las cosas que te hace mejor persona.
    Animo anda ;)


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