Ayné




Yo:  ¿Te gusta la foto?


Morfeo: ¿Qué significa?


Yo: Un corazón de azúcar, con sabor a melocotón.


Morfeo: Tentador sin duda para las golosas como tú.


Yo: Ya pero y si metes el dedo…  entonces:  “ayyy”


Morfeo:  Dicen los de El Barrio en una de sus canciones “que un buen dulcecito a nadie le amarga”, pero claro está, eso si no pensamos en las consecuencias…


Yo:  Esta  es la interpretación fácil. La que se ve a primera vista. Pero fíjate bien, un poco más...


Morfeo: No veo nada más


Yo: Bueno... a lo mejor es yo es que soy un poco rebuscada. 


Morfeo:  De eso no hay duda… 


Yo: Ponte en el lugar del corazón.


Morfeo: ¿Soy una gominola?


Yo: Sí, eres una gominola… tremendamente atractiva, de colorines y azúcar…


Morfeo: Vale, soy un corazón de azúcar.


Yo: Eres más que eso. Eres un corazón de azúcar que sabe a melocotón, pero que a 
simple vista no se ve…


Morfeo:  AAAAaaaAAAAaaahHHHhhAAAaaa…


Yo:  Estás en una trampa. Los que te miran, que son como pequeños ratones, sólo ven tu bonita forma de corazón, y cuando van a por ti,  los hierros los atrapan.


Morfeo: Es una ratonera, de eso se trata ¿no?…


Yo: Sí, pero si fueras un ratón listo y sólo quisieras tu trocito de queso te las ingeniarías para cogerlo y salir corriendo sin que el hierro te atrapase ¿no?


Morfeo: Supongo…


Yo: El caso es que lo que te atrapa no es el hierro. Es el intenso sabor a melocotón,  su olor,  el que te hace caer en la trampa, el que no te deja huir. Es eso que los demás no ven a simple vista lo que hace que tardes en salir huyendo con el trocito que pilles de gominola, y quedes atrapado para siempre.


Morfeo: ¿Y qué pinto yo como corazón en todo esto?


Yo: Pues que tú verás como poco a poco miles de ratas, más listas de lo que parecen en realidad,  se acercan a ti, y a hurtadillas van arrancando trocitos de las esquinitas de tu corazón para llevárselo sin que se despliegue la trampa… y con el paso del tiempo, tú, bonito corazón, no serás más que una gominola chupada, magullada y sin forma.  Lo único que quedará de ti será tu olor, tu sabor a melocotón, tu esencia, el centro de la gominola.


Con el paso del tiempo verás como ya no más ratones se acercan a tu trampa… pero de repente un día alguien te olerá, y será lo suficientemente tonto valiente como para asumir que caer en la trampa compensa con tal de sentir a qué sabe el melocotón.


Morfeo: No deberías trabajar tanto. Te sienta mal.


Yo: Díselo a mi jefe.
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